El compositor Joseph Haydn (1732-1809) tuvo una actividad incansable.
Un día se encontró con otros artistas de renombre en una gran reunión.
A uno de ellos se le ocurrió preguntar qué sería lo que podría restablecer del modo más rápido y efectivo posible el poder creativo de una persona si esta quedase agotada por el trabajo constante.
Las respuestas fueron muy variadas.
Uno dijo que en tales situaciones le ayudaba tomar una botella de champán, mientras que otro opinaba que la mejor manera de recobrar su energía era contar con una compañía agradable.
Cuando le preguntaron a Haydn de qué reconstituyente se valía en sus numerosos trabajos, respondió que en su casa tenía un pequeño espacio al que se retiraba para orar cuando le flaqueaban las fuerzas y se sentía agotado. Esto nunca había dejado de surtir su efecto fortalecedor.
RALF KRUST