Ayúdate, para que te ayuden
Un anciano muy creyente tenía graves problemas económicos, y comenzó a decirle a Dios: –Señor, tantos años te he servido sin jamás pedirte nada; pero ahora estoy viejo y sin recursos. Señor, ¡ayúdame a ganar la lotería! Pasaron días, semanas y meses, y nada sucedía. Una noche el anciano, desesperado, le dijo a Dios a